Pan de pueblo desde 1882

En el horno de Santo Tomé el tiempo es un ingrediente más. Elaboramos nuestros panes de pueblo desde hace cinco generaciones con masa madre de elaboración propia, cuidando el amasado y los tiempos de fermentación. 

Es muy posible que cada comida que haces la acompañes de pan, uno de los alimentos estrella de la gastronomía española. Nos resistimos a dejar de comerlo y lo hacemos en todas sus variedades, ya sea en tostadas, bocadillos o como complemento.

El pan de pueblo que hacemos en el obrador de Santo Tomé se basa en una fermentación lenta, cuidada, con una masa madre que nosotros mismos elaboramos. 

En cada uno de nuestros panes residen técnicas, costumbres y recetas ligadas a una larga tradición que, en nuestro caso, han pasado por cinco generaciones de panaderos que han ido mejorando y adaptando a los gustos y necesidades actuales sin perder nunca su esencia.

El Obrador

En nuestro obrador nos permitimos que el tiempo sea otro ingrediente.

Aquí manda el producto, y es quien marca la actividad de la jornada.

El pan es un producto natural y, como tal, es importante entenderlo y amasar a conciencia, respetar los tiempos de fermentación y reposo y vigilar el horneado.

Cuando entras en el obrador de Santo Tomé, notas que el tiempo va a otro paso. En un horno de pan tradicional, no es el reloj, sino el producto el que marca el ritmo de elaboración.

El pan es un alimento natural con el que no valen los atajos. Es importante entenderlo y cuidar la calidad del amasado, respetar los tiempos de fermentación de la levadura y ser precisos en el horneado.

Nuestro objetivo es seguir haciendo pan de verdad, pan artesano y productos de pastelería sin ingredientes artificiales, respetando los sabores tradicionales y nuestra tradición artesana sin olvidar la innovación en nuevas recetas y variedades adaptadas a nuevos paladares.

Algo de historia

La trayectoria de la Panadería Juan Sanz comienza a finales del siglo XIX, cuando Raimundo Sanz funda un pequeño horno de leña en Santo Tomé del Puerto para surtir de pan a sus vecinos.

Cinco generaciones después, la Panadería es una historia de trabajo y éxito que vende el 90% de su producción fuera del pueblo, entre otros a miles de vehículos que toman el desvío de la N-1 fieles a su cita con más de 200 referencias de sabores artesanos.

La Panadería Juan Sanz comenzó como un horno artesanal fundado hacia 1882 por Raimundo Sanz en la calle Barco de Santo Tomé del Puerto, cercano al Convento de la Orden.  En aquellos tiempos se trataba de un modesto negocio que la familia compatibilizaba con otras labores agrícolas y ganaderas.

Aquel pequeño horno familiar abastecía a localidades cercanas y a los pastores trashumantes que venían de Extremadura y que hacían parada obligada en el cruce de las cañadas reales que atraviesan el municipio.

Dionisio Sanz, su hijo, continuó su labor hacia 1920. Su descendiente, Juan Sanz, se hizo cargo del mismo hacia 1952. Por entonces la panadería elaboraba principalmente hogazas, las magdalenas o las tortas de chicharrones quedaban reservadas para las fiestas. A esas alturas se organizaba ya el reparto de pan por la comarca del noreste segoviano.

A partir de 1990 Mercedes y Juan Carlos Sanz (la cuarta generación) tomaron el relevo, con el propósito de impulsar la innovación y conjugar la máxima calidad del producto con un trabajo artesanal en todos los detalles.

En 2020, Carlos y Luis, la quinta generación de la familia, se hacen cargo del obrador para impulsar la innovación, a la vez que conservan la tradición de esta panadería a caballo entre tres siglos.